Muchas veces nos hemos preguntado cómo implementamos un sistema de gestión energético. Tanto en este mundo tan cambiante como en nuestro propio país, llevar adelante un modelo de gestión energético es muy difícil sin las herramientas y recursos necesarios, sobretodo cuando nos planteamos realizar reingenierías en los distintos procesos.

A partir de las últimas décadas del siglo XX, las empresas han estado experimentando un proceso de cambios revolucionarios, pasando de una situación de protección regulada a entornos abiertos altamente competitivos.

Desde la publicación de la ISO 50001 en junio del 2011, la implementación y certificación del nuevo estándar de ISO está cobrando impulso en todo el mundo. Esta rapidez en la implementación de una nueva norma internacional, refleja el grado de concientización y la predisposición que las organizaciones tienen respecto a la mejora de la gestión energética de sus instalaciones.

Actualmente si una empresa está certificada bajo la Norma ISO 50.001, es algo novedoso e innovador, pues permite a las empresas y organizaciones, contar con un Sistema de Gestión Energética (SGEn) que se define como el conjunto de procedimientos y actividades integrados dentro de la organización de la empresa, con el objetivo de optimizar el uso y consumo de la energía.

Los beneficios son muchos y los motivos que mueven actualmente a las organizaciones a poner en marcha un SGEn pueden dividirse en cuatro principales:

  • Ahorrar: el ahorro energético se presenta actualmente como una materia fundamental en cuanto a competitividad, en un contexto de continuo crecimiento de precios de la energía y los sistemas de gestión de la energía se presentan como la herramienta para la identificación y puesta en marcha de medidas de ahorro de manera continua.

  • Sistematizar: las organizaciones precisan de una herramienta que les permita sistematizar el modo de identificar y poner en marcha medidas de ahorro, que en muchas ocasiones se hace de forma puntual y aislada, sin garantizar su continuidad en el tiempo.

  • Demostrar: Los SGEn facilitan a las organizaciones a demostrar su compromiso con políticas de gestión de la energía que vienen a apoyar políticas más amplias de gestión ambiental, lucha contra el cambio climático o responsabilidad corporativa.

  • Agregar valor: Al implementar el sistema de gestión la organización tendrá paulatinamente información fehaciente sobre múltiples aspectos que puede transformar en una interesante oportunidad, no solo hacia adentro, sino que pueda también comunicar a sus clientes; por ejemplo, podría demostrar que ha mejorado visiblemente y que podrá anticiparse a sus expectativas generando mayor satisfacción.

Ahora bien, ¿cómo gestionamos si no medimos? Si no medimos no podemos controlar y si no controlamos no podemos mejorar.

La medición del desempeño puede ser definida generalmente, como una serie de acciones orientadas a medir, evaluar, ajustar y regular las actividades de una empresa. En la literatura existe una infinidad de definiciones al respecto; su definición no es una tarea fácil dado que este concepto envuelve elementos físicos y lógicos, depende de la visión del cuerpo gerencial, de la composición y estructura jerárquica y de los sistemas de soporte de la empresa. Entre los indicadores más relevantes pueden destacarse aquellos relacionados con el consumo energético contrastado con la cantidad de producto fabricado, superficie del edificio, número de empleados, horas trabajadas, etc.

Un buen sistema de gestión debe estimular la acción, marcando las variaciones significativas respecto al plan original y resaltándolas a las organizaciones que pueden corregirlas.

Si bien, es un gran desafío implementar y mantener un sistema de gestión energético a lo largo del tiempo, entendemos que en Argentina y el mundo las políticas públicas tienden a la eficiencia energética, a la sustentabilidad y al cuidado del medio ambiente y estimulan a las empresas a emprenderse en este arduo camino.

Un enfoque empresarial sobre la gestión de energía y sostenibilidad le ayuda a controlar su uso de energía, agua y otros recursos. Es por esto, que lograr una certificación internacional de este tipo agrega valor y brinda una ventaja competitiva  a cualquier empresa, tanto desde lo comercial, desde lo ambiental como desde lo económico. Logrando ahorros significativos, obteniendo préstamos con mejores financiamientos y colocándose en los primeros puestos del mercado en calidad ambiental.